21/2/11

Katori


Tenshin Shoden Katori Shinto Ryu


     Hace más de seis siglos, un samurái llamado Iizasa Choisai Ienao fundó tras mil días de duro ascesis la escuela de sable Tenshin Shoden Katori Shinto Ryu, considerada actualmente como Tesoro Cultural Intangible del Japón, distinción que recibió en 1960. Numerosas son las leyendas que describen a su fundador como un hombre de armas que supo distinguir su escuela con preceptos revolucionarios en su época y que todavía son vigentes en nuestros días, tales como no batirse jamás en duelo para demostrar la superioridad técnica o por propio orgullo, defender siempre a los niños, mujeres y viudas, etc. La leyenda cuenta que cuando algún orgulloso samurái, impresionado por el renombre de Iizasa acudía a él para probarle, éste se limitaba a invitarle a una taza de té en una plantación cercana de bambúes. El fundador extendía entonces un manto de seda por encima de los tiernos brotes de bambúes y se sentaba encima para servir el té, el samurái visitante al ver que los bambúes no se aplastaban por el peso del fundador sino que éste se mantenía encima de ellos como si no tuviera peso alguno, comprendía la grandeza y destreza de Iizasa implorando ser su discípulo. Así creció una escuela que ha llegado pura a nuestros días y que es depositaria de antiguas técnicas marciales, todas ellas heredadas de la casta de los samuráis. En la escuela podemos encontrar un largo currículum en el que se enseña el Iai-jutsu, el Kenjutsu, el Bojutsu, la Naguinata-jutsu, etc.


      Más allá de la escuela tradicional, en el Karate Club Hirota practicamos las armas mencionadas más arribas según la tradición Katori, si bien no nos englobamos en la tradición Tenshin Shoden Katori Shinto Ryu. Siguiendo las directrices técnicas de nuestro mentor en la escuela que por los años 80 nos introdujo a la práctica de las armas, en el dojo trabajamos según la tradición que él nos inculcó intentando recuperar ese espíritu katoriano, mezcla de rigor marcial y compasión bondadosa del hombre de armas. Nuestro trabajo empieza con los katas de base del Kenjutsu (los Omote), seguido del trabajo del Iai-jutsu, para continuar con las armas más largas como el Bo y la Naginata. A todo ello habría que añadirle otros trabajos como el del Kodachi o Ryote.



Damos una importancia capital a la actitud de mente y espíritu, no queriendo separarnos del hilo conductor que representó el fundador. Por ello nuestro trabajo con el Iaito es un trabajo muy personal, si bien es trabajado en grupo. Con él pretendemos encontrar la suficiente claridad que nos permita permanecer en estado de quietud  mental cuando practicamos los katas con las otras armas. El espíritu que nos anima es de cooperación, bondad y alegría, conceptos estos muy presentes cuando nuestro mentor nos guió hace muchos años por esta escuela.  El trabajo con las armas nos dan esa rectitud, esa atención, ese estar presente tan necesario para resolver nuestros conflictos cotidianos, siempre desde la bondad y la comprensión, y no bajo el prisma de la lucha y la competición.