21/2/11

Aikido


     Hablar de no violencia en las artes marciales, tales como son conocidas por el público en general, puede parecer paradójico. Sin embargo, Morihei Ueshiba (1883-1969) fundador del Aikido, llegó a definir el Aikido como el Arte de la Paz. Al final de sus días ya no hablaba de arte marcial, ni tan siquiera de Aikido al que definía como un medio para confraternizar entre los diferentes pueblos y creencias. Basado en técnicas marciales, heredadas de las artes del combate de los samuráis, el Aikido se ha convertido en un arte del movimiento, que ha sabido introducir dos conceptos evolucionistas tales como el trabajo del círculo y la espiral. Ambos describen el movimiento sin fin del Universo y nos armonizan con él, es a través de ese movimiento que podemos alcanzar una mayor comprensión de las leyes que rigen la vida y la evolución. O-Sensei, como se le solía llamar a Morihei Ueshiba, introdujo elementos distintivos que hacen del Aikido no tan sólo un arte no violento sino un arte que colabora para que el practicante aprenda e integrar en sí mismo esos movimientos circulares y en espiral, distintivos de energías que circulan en el Universo. La pretensión del Aikido no es crear luchadores para la guerra, sino guerreros de la paz, en propias palabras de O-Sensei: “No enseño a mis alumnos a mover los pies, les enseño a mover el corazón.”
 
     Así pues, el Aikido se convierte en una escuela de vida a través del movimiento. Un movimiento heredado de las antiguas técnicas marciales que O-Sensei supo pulir eliminando toda arista violenta para volver las técnicas más acuáticas, más armonizadas con el movimiento del Universo. Las interpretaciones que del Aikido se han derivado han sido muchas, existen tendencias que no han querido abandonar la marcialidad bajo el pretexto de la efectividad, sin embargo el propio Ueshiba dijo cuando sus días finalizaban en esta tierra: “Cuando miro atrás nadie me sigue.” Esto debería hacernos reflexionar sobre la importancia que O-Sensei le daba al arte como paz y no como lucha.


      En el Karate Club Hirota entendemos el Aikido como una forma de vida y nos adherimos a su sentimiento más prístino y elaborado por su fundador de que el Aikido es el Arte de la Paz. El Aikido engloba el trabajo con las manos desnudas y con armas (tanto, boken y jo) que nosotros denominamos herramientas dado que son útiles, no para herir sino para reconducir nuestra propia violencia y para describir ese movimiento eterno del cosmos. Nuestros movimientos persiguen la expansión y no la contracción, los desplazamientos son amplios y circulares, las técnicas pretenden el diálogo con nuestro compañero dentro de un marco de cooperación y no de competición. De esta forma el Aikido se convierte en un modo de vida, en una forma de entender los conflictos cotidianos y de resolverlos de forma pacífica y por el bien común.